1º de Mayo de 2020

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Comunicado conjunto con la sección sindical del SAT en la Universidad de Granada

Por la solidaridad, la responsabilidad y los servicios públicos

En este Primero de Mayo de 2020, poner de relieve las reivindicaciones laborales es más pertinente que nunca. Durante el confinamiento, hemos podido comprobar quiénes somos los que producimos realmente las riquezas: la gente trabajadora. En ausencia de manifestaciones presenciales, hacemos un llamamiento a la reflexión y a la movilización por cualquier otro canal.

Las políticas neoliberales y de austeridad que se vienen aplicando han afectado negativamente a la mayoría de la población. El crecimiento económico sin empleos, la precariedad y el dumping social han creado un ambiente marcado por la explotación y el surgimiento de una generación de trabajadores y trabajadoras pobres. El capitalismo, lejos de mitigar la pobreza, ha aumentado la desigualdad entre territorios, así como entre hombres y mujeres y, de igual manera, ha acentuado la distribución irregular de la riqueza entre las clases sociales. El reparto de la riqueza sigue siendo una necesidad inmediata para mejorar el mundo que nos ha tocado vivir.

Durante la anterior crisis económica, y sobre todo en los años posteriores, gobiernos de distintos colores y de todos los niveles (local, autonómico, estatal y europeo) han metido la tijera a los servicios públicos. Ha sido una poda brutal en salarios de emplead@s públicos, en personal y en medios. Esta situación, lejos de iniciar su recuperación tras el final de la crisis, se ha mantenido con el consiguiente deterioro de los servicios públicos. A esto hay que sumar la creciente privatización de estos servicios.

La crisis originada por la pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la necesidad de un sistema sanitario público y de calidad, y desde el gobierno se ha optado por la militarización y el control social, lo que no puede ser nunca una respuesta aceptable ante una crisis sanitaria. El desmantelamiento de los servicios públicos hace cómplices indirectos de los efectos de la pandemia a quienes debilitaron nuestro sistema. Los efectos devastadores de la pandemia están directamente ligados a las políticas económicas y sociales neoliberales que se han venido aplicando.

Frente a la corrupción, la gestión deficiente y el interés privado, los servicios públicos promueven la universalidad, la eficiencia y la calidad. Lejos del individualismo, los servicios públicos sirven para buscar soluciones colectivas que respondan al interés general de la sociedad. Corrupción, gestión deficiente e interés privado son tendencias que se desarrollan siempre en paralelo. Por ello, la responsabilidad y la solidaridad deben ser valores fundamentales de los servicios públicos a los que aspiramos.

Las Universidades Públicas no son una excepción a esta regla. En los últimos tiempos asistimos a una dinámica destructora de empleo, marcada por una oleada privatizadora de parte de su actividad. A esto se suma un incremento de la precariedad entre quienes trabajamos en el sector. La actual crisis del coronavirus lamentablemente nos ha puesto frente a una realidad que tenía que hacerse visible en cualquier momento. La falta de medios y de apoyo con la que contamos profesor@s, estudiantes y familias hace que la docencia difícilmente pueda desarrollarse con garantías desde casa. Además, excelentes grupos de investigación se encuentran sin medios materiales y personales para ofrecer una respuesta a esta pandemia. El escenario que se nos plantea próximamente exige de una respuesta social contundente, con políticas fiscales progresivas, planes ambiciosos de inversión pública y una decidida apuesta por la dignificación laboral.

Lo público y común no debe ser objeto de negocio. En este contexto, desde las Universidades Públicas de Andalucía, hoy, quienes en ella trabajamos reclamamos el fin de los recortes y la apuesta por unos servicios públicos de calidad suficientemente financiados. La educación y la investigación son ahora más necesarias que nunca. Por todo ello, hoy siguen vigentes más que nunca las reivindicaciones de la clase trabajadora:

No a la Reforma Laboral

No a la Ley Mordaza

Por unos Servicios Públicos democráticos y de calidad