Presencialidad sí, pero no a costa de la salud

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El Rector, el SEPRUS y la presencialidad a cualquier precio

En el actual contexto de pandemia, el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad de Sevilla (SEPRUS) se está dedicando a seguir la voluntad del Rector de mantener la docencia presencial o semi-presencial a toda costa. Este empeño parece responder, entre otros factores, al impacto económico que tiene la presencia del estudiantado en la ciudad.Al hacer esto el Rector y el SEPRUS están poniendo la economía por encima de la salud, utilizando como excusa la presencialidad. Desde el SAT nos reafirmamos en la convicción de que la docencia presencial es la forma mejor y más pedagógica de impartir la docencia, y que toda otra modalidad sólo puede mantenerse mientras la presencialidad sea inviable. Pero la presencialidad debe hacerse garantizando la seguridad de estudiantes y trabajadores, y contando con los medios adecuados. Por contra, desde el Equipo de Gobierno se ha impuesto un modelo que duplica clases y fuerza la presencia física del profesor en el aula. Se han eludido las medidas más sensatas, que hubieran sido reducir la ratio profesorado/alumnado, realizando nuevas contrataciones y mejorando las condiciones del PDI precario. Al optar por cargar toda la responsabilidad de salvar la situación sobre el PDI, se le expone a riesgos innecesarios y se le sobrecarga de trabajo. El PDI tiene prácticamente que duplicar sus clases, con un modelo confuso en su implementación, para el que no se ha recibido preparación previa, y para cuyo desarrollo óptimo faltan recursos y sobra improvisación.

El planteamiento del SEPRUS y el rectorado carece de una visión integral, focalizándose en evitar el contagio dentro de la actividad formal en la universidad, pero ignorando el riesgo dentro del espacio más amplio del campus y su entorno, tanto en el desarrollo de la vida universitaria de los alumnos como en el tránsito de los trabajadores. La gestión del alumnado, en su mayor parte personas jóvenes, entre las que es más frecuente el contagio comunitario, está siendo deficiente. La mala organización de la docencia en muchos centros hace que el alumnado tenga que permanecer en los alrededores de los campus durante horas, esperando entre dos clases presenciales, en bares, pisos compartidos y espacios cerrados, lo que promueve los contagios. Aún más grave es el hecho de que se esté exponiendo a un riesgo fatal a parte del personal con patologías que lo hacen vulnerable. El SEPRUS está exigiendo certificados médicos externos, en un contexto como el actual, en el que la asistencia primaria pública está colapsada y es prácticamente imposible obtener este tipo de documentación. Están infravalorando el riesgo de contagio entre el PDI y rechazando sistemáticamente las solicitudes de trabajadores vulnerables para impartir docencia desde su hogar. El SEPRUS está rechazando la condición de personal de riesgo a compañeras y compañeros que sufren hipertensión, problemas de corazón o diabetes, con embarazos avanzados y/o tienen que cuidar de personas mayores, colocándolos de manera irresponsable en una situación de enorme peligro o avocándolos a pedir la baja laboral contra su voluntad.

Desde el SAT-US-PDI exigimos que se priorice la salud a la economía, porque sin salud no nos sirve de nada la economía, que se verá aún más dañada si no frenamos los contagios. Para esto es urgente la contratación de profesorado de refuerzo, el aumento de grupos docentes y una gestión integral en la lucha contra la pandemia. Asimismo, demandamos que la universidad proteja adecuadamente a sus trabajadores y en especial a aquellos grupos más vulnerables.

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