El próximo domingo se celebra el día internacional contra el racismo. Diversas organizaciones han convocado una concentración/festival el citado domingo 21 de marzo a las 12:00 en la Plaza Playa de Isla Canela (Barriada el Cerezo – Macarena). Tienen aquí el cartel de la convocatoria y aquí el manifiesto.
Por una sociedad diversa e intercultural. ¡No al racismo! ¡Regularización YA!
Celebramos hoy, 21 de Marzo, el día Internacional contra toda forma de Discriminación Racial, declarado así por la ONU en el año 1966. Fue a partir de los graves sucesos ocurridos en Sudáfrica cuando en el año 1960 la policía del régimen de apartheid mató a 69 personas negras que reclamaban libertad de movimiento y la anulación de un pase especial para poder acceder a las zonas exclusivas de los blancos.
Aunque en África desapareció este sistema de apartheid injusto y cruel, las potencias occidentales han seguido con su política colonial hasta el día de hoy explotando la riqueza y robando los recursos de los pueblos colonizados. Siguieron por la fuerza de las armas y la violencia impidiendo el desarrollo económico de estos pueblos, manteniendo gobiernos títeres corruptos para defender sus mezquinos intereses, encarcelando y matando a sus dirigentes cuando defendían los intereses de sus pueblos. Como Patricio Lumumba. como Tomás Sankara, y tantos otros.
Y no es sólo en África, claro está. También los pueblos originarios de los otros continentes han sufrido el mismo colonialismo y el mismo racismo. Colonialismo y racismo histórico, de siglos atrás, pero que continúan y llegan hasta la actualidad. El racismo en los países colonizados se reproduce en las metrópolis, especialmente cuando llegan personas inmigrantes y refugiadas que huyen de las guerras y desastres producidos en la mayoría de los casos por las mismas potencias colonizadoras.
Debemos tomar conciencia de que vivimos constantes situaciones de racismo que deja excluidas a miles de personas por el solo hecho de su procedencia. Porque el estado, a pesar de sus discursos sociales y en favor de la integración, sigue diseñando y apoyando leyes discriminatorias, construyendo una estructura social paralela para las personas extranjeras, excluyéndolas de los derechos cotidianos, ejerciendo un evidente racismo institucional.
Es racismo que se blinden las fronteras militarmente y que tengan que jugarse la vida en el mar, ocasionando miles de personas muertas en el camino.
Es racismo que personas que no han cometido ningún delito, que sólo buscan una vida mejor o en muchos casos necesitan protección internacional, sean encarceladas en CIES.
Es racismo las devoluciones en caliente, infringiendo una vez más leyes internacionales.
Es racismo la exigencia de requisitos inalcanzables para poder acceder a un permiso de trabajo y residencia o para poder renovarlo, obligando a presentar contratos de trabajo de un año a jornada completa, con la precariedad laboral que tenemos.
Es racismo que se les obligue a vivir en clandestinidad, sin poder acceder a derechos y recursos de subsistencia, y se les exija al mismo tiempo que se “integren”.
La ley de extranjería es una ley racista y debe ser derogada.
Pensábamos que la nuestra era una sociedad abierta y acogedora, pero vemos con tristeza y con indignación cómo el racismo está creciendo y se está extendiendo por nuestros pueblos y ciudades. Partidos de extrema derecha lo alientan usando sin reparos la difusión de bulos, mentiras inventadas que ponen en circulación y que extienden fácilmente: Que si nos quitan el trabajo, que si tienen más ayudas, que si son delincuentes… mentiras que se desmontan fácilmente si vemos los datos reales.
Estamos viviendo una crisis económica y social sin precedentes. Esta crisis es mundial, causada por un sistema capitalista en el que la avaricia sin límites nos está llevando al desastre, con más paro, con empleo precario, con más pobreza y miseria, con falta de ayudas y de servicios sociales. En este contexto la organización de extrema derecha vox ha entrado en los parlamentos fomentando el racismo y la xenofobia. Las personas inmigrantes son chivos expiatorios a las que culpar de los problemas que sufre la gente. La intolerancia pretende estigmatizar a través de falsos argumentos y discursos llenos de prejuicios y tópicos. Crean el odio que en muchos casos llega a los insultos, las amenazas y las agresiones. Son muchos los casos que hemos vivido recientemente: el incendio y la movilización contra la construcción de una mezquita, las pintadas amenazantes en asociaciones de solidaridad, en comedores sociales, en parroquias que acogen inmigrantes, la movilización contra el comercio de personas chinas, contra personas sin techo, contra un hogar para los menores. Ante esta situación es necesario reaccionar, debemos confrontarlos, no podemos permitirlo.
Las organizaciones impulsoras de esta iniciativa contra el racismo llamamos a la ciudadanía a no caer en el error de culpar del desempleo y la precariedad a personas gitanas, musulmanas, migrantes, minorías étnicas. Hay que tener en cuenta que la inmigración es riqueza, que genera beneficios a nuestras comunidades. En Andalucía sigue siendo la agricultura un sector fundamental en la economía, y son inmigrantes la mayoría de las personas que trabajan el campo, muchas veces en condiciones de explotación extrema. Pagan impuestos y apoyan la financiación del sistema público de pensiones. Sin embargo vemos cómo viven en chabolas en condiciones inhumanas, sufriendo incendios cada dos por tres, en situaciones que nos recuerdan la esclavitud. Personas inmigrantes son también la mayoría de las trabajadoras domésticas que cuidan a nuestros mayores y a nuestras familias, que colaboran en el desarrollo económico y que a veces son explotadas miserablemente.
Esta iniciativa contra el racismo se enmarca en la lucha internacional que se está llevando en todo el mundo. Agrupa a organizaciones e instituciones que deseamos una convivencia basada en la igualdad, el respeto y la dignidad, una convivencia en la que no haya discriminación de ningún tipo.
Por una sociedad diversa e intercultural, en defensa de la Tolerancia y los Derechos Humanos