La burocratización de las labores académicas y la vocación del PDI: ¿saltará la rana?
Los equipos de gobierno de la Universidad de Sevilla (US) vienen cargando al Personal Docente e Investigador (PDI) con multitud de tareas administrativas en los últimos lustros. Estos trabajos administrativos deberían hacerlos una plantilla ampliada de Personal de Administración y Servicios (PAS), como ocurre en muchas otras universidades. Esta tendencia se combina con una creciente burocratización de la docencia y la investigación bajo la hipocresía de la cacareada “excelencia”. Además, esta carga administrativa creciente no se contabiliza, ni reconoce, entre las labores del PDI, pasando a engrosar los “créditos fantasmas”.
El referido aumento de los trabajos administrativos y la burocratización no reconocida nos están desanimando poco a poco, hasta que alguna gota colma el vaso y, por ejemplo, decidimos no pedir un proyecto de investigación o impulsar determinadas tareas docentes. En algunos casos, las ganas de frenar las labores docentes e investigadoras se contraponen con la vocación docente y/o investigadora, y la responsabilidad social con el alumnado.
En este contexto, ha llegado la docencia a distancia en el estado de alarma. El Equipo de Gobierno de la US ha cargado todo el trabajo docente en el PDI sin preocuparse de sus condiciones de teletrabajo. Luchamos contra la alienación en nuestro trabajo, que se fomenta desde arriba, de manera que en muchas ocasiones actuamos por motivos que van más allá del salario.
Cada vez más frecuentemente comprobamos que, realmente, lo que le importa al Equipo de Gobierno son los aprobados, las publicaciones y los formularios administrativos, independientemente de la calidad docente e investigadora. Esto se refleja, por ejemplo, en un sistema de evaluación docente burocratizado que no es útil para orientar al PDI en la mejora de su docencia. Y aún así, su sistema está lleno de contradicciones y, por ejemplo, es posible que si aprueba más alumnado el Equipo de Gobierno recorte grupos docentes, mermando la calidad docente. La burocracia sigue deshumanizando nuestras labores, agotándonos, desanimándonos. Lo importante es que todos los formularios estén rellenos, sin importar el fondo.
La llegada del teletrabajo ha puesto en evidencia muchas de las carencias en el día a día del PDI. Nuestra aceptación de la docencia a distancia sin apenas resistencias corre paralelo al escaso apoyo que han suscitado las críticas al traspaso de la gestión de la investigación al PDI. ¿Nos hemos acostumbrado a aceptar lo que nos echen y tirar del carro? Cada vez más PDI está quemado y desanimado. Tal y como denunciamos en los inicios del Plan Bolonia, el camino de Bolonia y la LOU era esto, un cambio de modelo universitario sin las provisiones necesarias y a coste cero, lo que ha supuesto una precarización del profesorado y el incremento exponencial de la carga de trabajo del PDI. Seguirán precarizándonos, burocratizándonos, alienándonos y desanimándonos hasta que pongamos pie en pared y nos plantemos. Volvemos a la metáfora de la rana en el agua. Este virus ha acelerado el calentamiento: ¿saltará la rana?