Hay que liberar las patentes de las vacunas contra la Covid
Tras más de un año de pandemia del virus SARS-CoV-2, ha comenzado la vacunación contra al enfermedad Covid-19 que este virus provoca. Esta vacunación se está concentrando en unos pocos países a nivel mundial, entre los que destacan Israel, Emiratos Árabes Unidos, Chile, Reino Unido, Bahréin, Estados Unidos y varios países de la Unión Europea (con entre 15 y 120 dosis de vacunas por cada 100 habitantes a finales de marzo de 2021). En contraste, hay muchos países empobrecidos del “Sur Global” en los que aún no ha comenzado la vacunación o ésta se da a cuenta gotas. Este contraste geográfico tan marcado en la vacunación se debe a que las vacunas están siendo distribuidas por grandes empresas farmacéuticas que acaparan vacunas y las venden al mejor postor. Además, la venta de vacunas está utilizándose geopolíticamente por potencias neocoloniales para consolidar y expandir sus influencias geopolíticas.
Esta situación internacional aterriza en Andalucía en forma de carestía de vacunas. Frente a esta escasez, se prioriza la vacunación de personas de mayor edad y plantillas de trabajos esenciales. Así, por ejemplo, ha vacunado ya al profesorado de Educación Obligatoria.
La gestión de la vacunación por parte de empresas farmacéuticas privadas y los mercados capitalistas se está demostrando muy ineficiente e injusta socialmente. El retraso en la vacunación podría facilitar la aparición de nuevas variantes del virus que fueran más transmisibles, virulentas y resistentes a la primera generación de vacunas. Además, vacunas desarrolladas gracias a grandes inversiones públicas están enriqueciendo solo a unos pocos. Ante esta situación, desde nuestra sección sindical pensamos que hay que liberar urgentemente las patentes de las vacunas para que puedan ser producidas de manera generalizada y llegar así a mucha más gente en todo el planeta. También pensamos que el personal universitario expuesto al contagio en actividades de atención al público, como clases prácticas y teóricas presenciales, salidas de campo o atención a las visitas en los centros, debe ser vacunado de manera prioritaria. Vacunar en grandes centros de trabajo facilita el proceso. Sin embargo, no creemos que el personal universitario debamos tener más prioridad en la vacunación que otros colectivos laborales como quienes trabajan en supermercados de cara al público. En resumen, llamamos al profesorado de nuestra Universidad a actuar, creando opinión, en pro de la liberación de las patentes y por impregnar de solidaridad y conciencia de clase el proceso de vacunación.