Un nuevo curso 2014-15 lleno de retos y esperanza para el PDI
Estamos cerrando el curso 2013-14 y enfrentamos el nuevo curso 2014-15 lleno de retos y esperanzas en nuestra Universidad y su PDI.
El gobierno central repite cansinamente que estamos saliendo de la crisis. Una supuesta recuperación que solo sienten las grandes fortunas (las empresas del Ibex 35 multiplican sus beneficios multimillonarios) mientras la gente trabajadora sigue sufriendo el desempleo masivo, los despidos, la precariedad laboral, etc. Esta precariedad se extiende a los servicios públicos en plenos procesos de destrucción y privatización, con la Universidad Pública en primer plano. Sabemos que hay dinero, que producimos muchos beneficios, pero lo concentran en unas pocas manos y en pagar una deuda ilegítima billonaria que supera ya el 100% del PIB. En este contexto, ha llegado el momento de repartir riquezas y recuperar los derechos sociales robados en el austericidio (salarios, contrataciones, promoción interna, materiales de trabajo, etc.). Además, debemos estar pendientes para frenar nuevos ataques que puedan llegar a la Universidad Pública (como la reducción de los Grados a 3 años o la nueva “gobernanza” antidemocrática).
Además, durante este curso debemos continuar las movilizaciones para desterrar la precariedad laboral extrema de nuestra Universidad. Es imprescindible un acuerdo que mejore el Convenio Colectivo para aumentar el salario de miseria que actualmente reciben el PDI interino y el PDI asociado. Además, hay que articular mecanismos de promoción para estos colectivos y desbloquear la promoción para toda la plantilla de PDI. La lucha del curso pasado muestra que la movilización da sus frutos, a pesar de los obstáculos y la nefasta gestión de la saliente Vicerrectora de Profesorado.
Por otro lado, una ola de movilización ciudadana está cambiando el mapa político a todos los niveles, exigiendo una ruptura con el Régimen del 78 y una regeneración democrática que asegure los derechos sociales básicos (vivienda, empleo, sanidad, educación, medio ambiente de calidad, etc.). Tenemos que ser capaces de traer este espíritu a nuestra Universidad y que sea la comunidad universitaria la que tome la democracia en sus manos. Tenemos un Rector que es lo opuesto a la transparencia institucional y que, por ejemplo, participa en negociaciones de primer nivel de la CRUE con el Ministro Wert ocultando información continuamente, en éste como en otros muchos temas. Un Rector especialista en malgastar el dinero público (véase el intento de biblioteca en el Prado de San Sebastián) y que manipula la democracia universitaria para amoldarla a sus propios intereses (como en el caso del debate pendiente sobre la elección por sufragio universal en el Claustro). Ya es hora de una regeneración democrática también en nuestra Universidad.
Con estos grandes objetivos de fondo necesitamos dotarnos de herramientas adecuadas para conseguirlos. Desde el SAT-US seguimos pensando que el avance depende de la movilización de la plantilla con un sindicalismo asambleario, solidario y combativo. Una y otra vez la experiencia nos da la razón, ya sea en luchas locales en nuestra Universidad o en luchas más generales como la de los estudiantes en Chile. La lucha contra el Plan Bolonia viene ahora a unirse con la lucha contra la austeridad en defensa de los servicios públicos y por la democracia.